ES NECESARIO OBEDECERTE ANTES A TI, SEÑOR QUE AL «MUNDO»


Pero al fin del tiempo yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo y recobré la razón. Bendije entonces al Altísimo; alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y cuyo reino permanece por todas las edades. (Daniel 4:34)

Pedro y los apóstoles respondieron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. (Hechos 5:29)

Nuestro buen Dios, Padre / madre: plenos de ti, sabemos que no hay buen vivir, fuera de tu gracia.  Somos conscientes de la distancia que hemos generado contigo a causa de nuestra necedad, pero queremos superarla, acercarnos más y dejar que tú te acerques.  El mundo está ensordecido y no escucha tu Palabra, los corazones se endurecieron y no viven tu ley y la iglesia misma, te profesa de labios para afuera, pero su corazón está lejos de ti. ¿Cómo hacer para retornar a la fuente? ¿cómo hacer para vivir por tu Espíritu y dejar que sea quien nos mueva?

Ayúdanos, Señor, a retomar la senda, a enderezar nuestros pasos, a caminar contigo y hacia ti, obedeciendo tus preceptos. Toca los corazones de quienes se hacen llamar cristianos, para que lo sean en realidad: que podamos asumir en verdad que el cumplimiento de la ley es el amor, que quien ama, ha cumplido la ley y este es tu mandato principal, amar.

Hoy te pido, Señor que los creyentes se empeñen en tu obra, que se abran más comedores comunitarios, hogares para desprotegidos y abandonados, escuelas para la vida y dignos centros médicos y no tantas iglesias.  Que podamos reunirnos para resolver los conflictos, celebrar la vida, aprender de la sabiduría que nos das y compartir el alimento, celebrando menos cultos sintéticos y más actos de amor en comunidad.

Permite, Señor, que quienes hemos dedicado la vida a tu servicio, podamos dar testimonio de lo que has hecho en nosotros y anunciar tu Evangelio a la par que realizamos acciones transformadoras emanadas de él, que atraigan más personas hacia ti, con sinceridad y amor cambiando sus vidas, sanando sus heridas, devolviendo la esperanza, fortaleciendo la fe.

Ponemos nuestro trabajo cotidiano en tu presencia, para que todo cuanto realicemos dé cuenta de tu gracia, en el nombre de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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Rev. Nelson Celis

 

 

 

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