UNA MIRADA DE LOS 500 AÑOS DE LA (S) REFORMA (S) PROTESTANTE (S) EN 500 PALABRAS


Con ocasión de la Conmemoración de los 500 años de las Reformas Protestantes y los 81 años de presencia misionera luterana en Colombia, compartimos este breve artículo del pastor Nelson Celis, quien por tres años nos ha acompañado como pastor de la Congregación San Pablo, liderando diversos proyectos de impacto social y comunitario (organización comunitaria basada en la fe, fortalecimiento de liderazgo eclesial, acompañamiento a familias en barrios deprimidos, agroecoteología, huertas urbanas, lectura popular de la Biblia, representación en espacios ecuménicos de paz y reconciliación) pero que, a partir de esta semana no nos acompañará más como pastor titular, pues ha decidido, como a modo de «año sabático» dedicar un tiempo al cuidado de su casa, pastoreando la primera comunidad que le fue confiada por el Señor, en tanto desempeña otras funciones eclesiales.

UNA MIRADA DE LOS 500 AÑOS DE LA (S) REFORMA (S) PROTESTANTE (S) EN 500 PALABRAS

Por el Rev. Nelson Fernando Celis Ángel[1], pastor Iglesia Evangélica Luterana de Colombia

Aquello que el mundo consideró por mucho tiempo como una fractura de la cristiandad, se constituyó en el estímulo principal para reencausar la iglesia.  Al motivar -hace 500 años-, el debate sobre sus “95 tesis” acerca del valor de las indulgencias, Martín Lutero, fraile agustino alemán, despierta el espíritu reflexivo de una iglesia que, no sentía un fuerte remezón desde el siglo XI, tras el “Cisma de Oriente”.  Pero no son sólo las “95 tesis”, las responsables de desencadenar los movimientos reformadores, el caldo de cultivo estaba dado para que el siglo XVI se convirtiera en el “Siglo de Oro” de la transformación de la iglesia y su impacto en Occidente: el aporte de los pre-reformadores (Francisco de Asís, Valdo, Wycliffe, Hus, Savonarola), el comienzo de la Modernidad (humanismo, Renacimiento), los excesos de un papa que no daba testimonio de Cristo, y una iglesia que, al seguirle ciegamente, vivía su propia ignorancia, alejándose de la auténtica fe, el desgaste de las guerras que por siglos venían padeciendo los pueblos europeos, la expansión del mundo conocido y con esto la ampliación de la perspectiva del ser humano, son también insumos para que el escenario germano terminara reflejando al mundo la necesidad de hacer ajustes, no sólo en temas de fe, sino en aspectos como la política interna de los territorios, las relaciones comerciales y, en general, el cambio de la composición y mapa que la historia estaba diseñando.

Lutero y Las Reformas protestantes, reflejadas en los diversos movimientos que, tras el auge del pensamiento luterano surgen en Europa, así como bases doctrinales como la Confesión de Augsburgo (1530), son los alicientes de un mundo que comenzaba a dejar de lado su timidez reflexiva y racionalista, para dar paso con carácter a las nuevas fuerzas que habrían de regirlo, o por lo menos, redireccionarlo.  La era de los absolutismos comenzaba a desvanecerse, y una humanidad comprometida con su proyecto histórico, emergía, con la convicción de sacar al mundo de la oscuridad y llevarlo a la Luz.  La América recién conocida, colonizada, y “bautizada” por fuerza, no fue ajena al movimiento o movimientos reformadores y su impacto, incluso en Colombia, tuvo la fuerza suficiente para generar frescas reflexiones, ejercicios dialogales entre saberes, pero ante todo el redescubrimiento de una fe, que enseñada a medias y por la fuerza, no generaba buenos frutos, pero que con el espíritu de las y los reformadores, se hacía transparente, apetecible, saludable para la cristiandad.

Conmemorar 500 años de este despertar, puede servir como pretexto e impulso, para que todas las miradas que surgen del amor a Cristo y su seguimiento, confluyan en el reconocimiento mutuo como hijos e hijas de Dios, en medio de su valiosa diversidad, en ejercicios de reconciliación que conlleven comunión, pero ante todo, en el amor proclamado en el Evangelio que permita superar divisiones y caminar juntos en el testimonio y servicio del Reino, dando vida al deseo / mandato del Señor: “…que todos sean uno… para que el mundo crea…” Juan 17:21

[1] Pastor de la Congregación San Pablo (Tunjuelito), Especialista en infancia cultura y desarrollo, licenciado en teología, filósofo.

El artículo apareció publicado en la revista cristiana La Fe Activa (ISSN 2027-2707), Año 9/2017, Número 17.  Bogotá, Colombia. Página 23.

Deja un comentario